El juego de la ambigüedad textil es tan antiguo como actual.
Para mí, la palabra glamour va indiscutiblemente ligada a esas divas cinematográficas embutidas en sugerentes esmoquin masculinos pero adornadas de interminables pestañas postizas.
De nuevo, la testosterona se cuela en nuestros armarios reinventándose y transformándonos, paradójicamente, en más femeninas que nunca.
Maxi chaquetas, pantalones rectos, looks sobrios pero siempre impregnados de delicadeza.
El estilo masculino es una gozada.
Chaqueta: Fairly, Top: Antik Batik, Pantalón: Bill Tornade, Bolso: Mercedes de Miguel, Zapatos: Chie Mihara, Gafas: Chanel.